Limón
Introducción
El limonero (Citrus Limon) es un árbol frutal cuya apariencia le ha llevado a posicionarse entre los árboles más deseados para cualquier parque o infantil. De hecho, es un cítrico utilizado como árbol ornamental en muchas ciudades de España, al igual que sucede con el naranjo.
Se trata de un árbol perenne perteneciente a la familia de las rutáceas y del género cítrico que resulta muy poco resistente al frío por su carácter tropical y su floración permanente. También es un árbol muy sensible a los terrenos con alta salinidad o a terrenos poco profundos pero lo cierto es que en muchos casos llega a adaptarse a pesar de no ser lo habitual.
El limonero es muy conocido por su fruto, el limón, una fruta comestible de sabor ácido y extremadamente fragante que se usa principalmente en la alimentación. El limonero tiene una madera dura, con corteza lisa y amarillenta muy apreciada para trabajos de ebanistería.
Descripción
El limonero es un árbol con forma menos redondeada que el naranjo. Se trata de un árbol pequeño que no suele sobrepasar los 4 metros de altura y cuyas hojas verdes mate son perennes y con un olor a limón muy fuerte.
Sus hojas son bastante largas, (de 5 a 10 centímetros) terminan en punta y poseen un borde levemente dentado pero, ojo, porque suelen tener unas espinas muy gruesas, aunque cortas, en sus ramas. Las hojas son de color brillante por la cara superior y verde pálido y claro por la parte inferior.
La raíz es un eje vertical con varias raíces secundarias que nacen en desorden y el tronco es grueso con la corteza gris, lisa o áspera y brillante.
Sus flores son denominadas flores de azahar, al igual que sucede con las flores del naranjo, y son de color blanco rosáceo con multitud de estambres. Se trata de flores solitarias o flores en racimos, dependiendo de la variedad y gracias a su floración continua podemos dejar el fruto sin recolectar durante más tiempo y hacerlo justo en el verano, que es la época más rentable para este árbol.
El fruto, el limón es de color amarillo pálido. Es de forma ovoide con un pezón en la punta, de unos 10 centímetros de largo, con una pulpa jugosa dividida en gajos (de 8 a 14), de sabor ácido. Es un hesperidio, constituido por un epicarpio delgado, que contiene el aceite esencial, un mesocarpio seco y esponjoso, de color blanco y un endocarpio formado por las membranas que delimitan los grillos que contienen el jugo y las semillas. El fruto es la parte que se utiliza por sus propiedades farmacológicas.
Origen del limonero
El origen exacto del limonero no es del todo claro, y permanece aún bajo el misterio; sin embargo, está extendida la idea de que los primeros limoneros crecieron en los valles del sur del Himalaya, en la India, la zona septentrional de Birmania y China. En el sur y el sudeste asiático, era muy conocido por sus propiedades antisépticas y fue largamente utilizado como antídoto para diferentes venenos. Se introdujo más tarde en Persia, luego Irak y Egipto alrededor del año 700. Los limones entraron en Europa (presumiblemente al cerca del sur de Italia) alrededor del siglo I aC, durante la época de la antigua Roma. Sin embargo, no tuvo un extenso cultivo.
Fue nombrado por primera vez en el libro sobre agricultura Nabatea hacia el siglo III o IV. Su cultivo no fue desarrollado de forma más extensiva en occidente hasta después de la conquista árabe, extendiéndose entonces por todo el litoral mediterráneo donde se cultiva en gran medida, debido al clima, para el consumo propio y de exportación.